Perfiles: El cachorro abandonado





Hoy nos adentraremos en el maravilloso mundo de la pena. Ese sentimiento tan humano que nos comprime el pecho al ser testigos de una gran injusticia, aunque puede ser pequeña también y demostremos nuestra sensibilidad extrema al mundo o seamos unos dramáticos, que también.

Pues como me encanta esto de establecer perfiles porque me ayudan a ordenar la información en mi mundo y me lo paso bien, pues aquí llega una nueva entrega: El cachorro abandonado.

Corresponde a ese tipo de hombres que han sido, son y serán esos "pobres" chicos a las que sus ex-novias y ex-amantes los han tratado fatal, muy mal, al punto de que es la víctima de un complot muy complejo que haría sonrojar a la CIA por no haber participado de ello.

Sus miradas tienen ese toque triste y herido que les hace cautivadores a cierto tipo de mujeres, aunque todas tenemos ese síndrome del rescatador grabado en el ADN. Nos deja expuestas a querer salvar a todo bicho viviente que se nos cruza y ya no hablemos de si el chico es guapo porque entonces le quieres rescatar mucho, muchísimo y te olvidas hasta de tu nombre.

En mi caso es cierto que ando vacunada contra el cachorro apaleado, pero de cuando en cuando alguno pasa la criba inicial, para terminar siendo descartado al mínimo que se le ve el plumero.

Porque no nos engañemos, tanta pena y tanto victimismo suele ocultar desechos tóxicos muy serios para los que no solemos estar muy preparados.

Este perfil lo he vislumbrado tras otra experiencia muy interesante y reveladora que he vivido, esta vez, sin tener nada que ver internet.
Le conocí en vivo y en directo en un lugar donde se junta mucha gente y donde no es difícil charlar con desconocidos sin que parezcas una loqui o una "mujer que fuma" a la caza de cliente. 
En fin, a lo que iba, se acercó, estuvimos hablando un buen rato y me contó que estaba recién llegado de siete años en Inglaterra aunque español de nacimiento, tenía un buen trabajo, guapete, simpático y....la señal del cachorro abandonado en la frente. Casi una hora de charla más tarde, le abordé sin miramientos y le pregunté hace cuánto le había dejado su novia e hice una estimación aproximada para que entendiera que para el ojo experto, su fase era evidente.
Se quedó pálido. Es lo que le suele pasar a los que no saben que están en esa fase o a los compulsivos que no dan su brazo a torcer aunque les hayas pillado.
Este estaba en la primera opción con un toque de la segunda.
Cuando ya vio que conmigo pinchaba en hueso, comenzó a inquietarse. Quería moverse a conocer a otras personas y tratar de pescar algo, lo que fuera.
Y sus ruegos fueron escuchados: en medio de la sala abarrotada y ruidosa, una muñequita rubia de carnosos labios hacía pucheros y vertía lágrimas desconsoladas mientras hablaba con una amiga. Claro, nosotros estábamos más lejos y no oíamos lo que decían, pero era obvio que la florecilla desamparada estaba muuuy triste.
Mi protagonista la miró y como un halcón que se lanza en picado sobre su presa, me dejó con la palabra en la boca y se fue al rescate de la desvalida niña llorona. 
Yo me quedé en shock,...plantada y en shock, pero me dispuse a observar desde una esquina como discurría el encuentro.
Él le tendió un pañuelo, ella sonrió con las lágrimas recorriéndole el rostro y él...¿la abrazó?, si, la abrazó y casi llora con ella, los dos a coro. A ella le había dejado su novio y a él su novia, era perfecto, redondo.
Pero toda historia tiene su truco y más tarde supe, que la que hacía de cachorro abandonado con auténtica maestría era ella. El cazador fue cazado y ella captó su atención y la de muchos otros en la misma velada y en las siguientes con la magia de la pena. Tanto es así que acaparó los teléfonos y contactos de los más guapos de la sala. Tonta no era, era muuuuy lista y este muuuuy tonto.
Me sentó fatal la mala educación de dejarme sin terminar la frase, pero el karma es sabio y no se me escapó la jugada épica de esta fuerza de la naturaleza que ordena todo con un motivo.
La pena que suscitaba él era tan débil como una vela al lado de la hoguera de la dulce muñequita que hacía pucheros.
Me encanta cuando se ahorcan solos, los observo y salgo ilesa. Será que me hago mayor.


3 comentarios :

  1. ¡Qué grande! Me alegro de que la historia haya acabado probando su propia medicina :)

    Yo tuve un novio con ese mismo perfil, el problema fue que me pilló de novata y caí como una buena inocentona. Lo que escondía este lobo con piel de cordero era que era un grandísimo manipulador, y no me di cuenta hasta que caí en lo más hondo. A partir de ahí, cuando él ya vio que no podía seguir llevando las riendas, buscó a otra casi inmediatamente y le fue con la misma llantina con la que se acercó a mi. Lamentable.

    Espero que con tu post ayude a las chicas a estar más alerta, porque estos especímenes son de lo más peligroso que hay.

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  2. Justo hace unos dias encontre uno de esos... Me conocía de trabajar en un sitio al que voy mucho y me entro con la coña en una web de citas y claro cuando me vio por su trabajo se lanzo de lleno y con ese cuento raro de hay que penita, las tias me tratan muy mal y lo que tu me revolucionas no lo hace ninguna... cuando intente preguntar como tu se fue y como ya me daba la risa ni corta ni perezosa le mande un mensaje coronandole como la cita mas corta de mi historia pero casi mejor que esos chicos solo te quitan cordura

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  3. Muchas gracias por los comentarios!! Yo solo espero que mi aportación sirva de algo, a mi me tocó uno hace un tiempo que me dejó destrozada pero....vacunada contra los de su especie. No hay mal que por bien no venga. Un abrazo.

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