Que te rompan el corazón es un puto asco...



Que te rompan el corazón es un puto asco. A veces lo magnificamos y es tan solo una fisura, pero jode igual. 

Solo piensas en tu fracaso, en la vergüenza de haber revelado ciertos pensamientos y sentimientos muy íntimos a la persona que te ocupa el corazón, la conciencia de tu yo siendo rechazado y la sensación de ese momento de planchazo en la cara cuando te dicen: si es que eres maravillosa, nada me gustaría más que intentarlo, pero me falta ese punto que no siento para ir adelante. Básicamente, no eres la persona.

Se te queda la cara congelada como si te hubieran rociado con nitrógeno líquido. Solo tienes una expresión ridícula con la mirada vacía de emoción, porque literalmente, el corazón se te ha ido hasta la zona del talón de aquiles, con la sangre y la vida. A veces, depende de la expectativa, la sensación de vacío bajo los pies es real. Puta conciencia

Es un asco exponerse, desnudarse...siii, muy valiente y bla bla bla, pero que levante la mano la que no albergó esperanzas hasta el último segundo antes de que él abrió la boca con su meditada respuesta?? Quién no se hizo una película en la cabeza en la que él decía: es cierto, te quiero...sonaba música de la nada y os fundíais en un beso de infarto??? Quien no visualizó su éxito para animarse a dar el paso??? Porque en el fondo creemos. Creemos en que todo es posible.

Después de la expresión de orgullo congelado que se te queda, intentas recomponerte para decir las palabras adecuadas y quitarle hierro al asunto. Que no se flipe, que tampoco estabas tan enamorada...
Lo relativizas, el sentimiento lo doblas, lo doblas y lo doblas hasta que se queda un papelito dado de si, digerible, manejable...desechable. Te oyes de lejos, como un eco, diciendo frases que ya te sabes de memoria por pura repetición. Te recorre la descarga eléctrica de la dignidad, de la elegancia,...tu estás por encima de la frustración y la impotencia. Nunca una lágrima, nunca unos ojos acuosos en lucha interna para no rebosarse, nunca necesidad de abrazos, nunca preguntas redundantes que hagan más profunda la herida. Tu eres fuerte y nadie debe oír el chasquido crujiente de tu corazón reventado.

Luego llega la incomodidad de que está todo dicho, todo aclarado. Ya no hay nada que hacer, él no te quiere y tu a él si, y te encuentras ridícula por sentirlo y HABÉRSELO DICHO. 

No hay consuelo posible. No hay palabras mágicas que te recompongan el alma a la velocidad que su conciencia desea. Porque él se siente mal, incómodo, descolocado,...estas situaciones desbordan a cualquiera pero si le añades el factor de que los hombres en general les cuesta expresar sus sentimientos, se ven sobrepasados por el momento. Y claro, llega la ola paternalista y sus frases estelares:

- Ya encontrarás a alguien.
- Eres genial, algún tipo con suerte te dará lo que yo no puedo darte.
- En serio, eres maravillosa.
- No desesperes, ahí fuera hay alguien para ti. 
- No lo busques, eso llega solo.
- Seremos amigos, verdad?.
- Quieres que no nos veamos? En cuánto tiempo?

Dónde quedó el sentido común?? Porque no puede decir algo así como: "Gracias de verdad por dar el paso y contármelo. Hablamos cuando creas que sea el momento." Y callarse un mes y de paso, marcharse.

Ante eso, en tu interior, se va generando una energía destructora, apocalíptica, brutal. La notas en el pecho ahogándote, pugnando por salir al exterior y reventar en mil pedazos todo lo que te rodea. Es terrible la ira, la frustración y la impotencia que sientes y crees que podrías venderte como arma de destrucción masiva a los ejércitos del mundo, para sustituir la bomba atómica o la guerra biológica. Aguantar el paternalismo compasivo de un rechazo amoroso es equiparable a 15 megatones de energía destructiva.
Solo deseas coger ese banco del parque y tirárselo a la cara para que se calle.

Destruir. Destruir. Destruir. Entras en bucle: quieres un mazo y una casa en reformas. Lo deseas muy fuerte.

Y llega el momento de irse. De volver a tu mundo, completamente abatida, con una ilusión menos y arrastrando los despojos de tu corazón por el suelo. Llueve alrededor, está todo gris y la tormenta suena de lejos y tu solo piensas que qué puta casualidad, parece la representación física de tu momento. 

En tu intimidad lloras el fracaso, la valentía, la soledad, la impotencia, la rabia, las preguntas sin respuesta, los días de lluvia, los besos que se te quedaron sin darle, la piel dolorida de la ausencia, los tantos intentos fallidos que acumulas en tu haber, la liberación de la duda que al fin se despeja,...lloras el amor, porque se te vuelve a rebosar por los poros y no hay persona que lo vea y lo reclame.


Al día siguiente no te puedes quitar la cancioncilla que te recuerda a él, hueles su perfume en cualquier esquina, rememoras los planes hechos que se quedan huérfanos, piensas en todo y en nada.... y el restallido de rama seca de tu alma te recuerda que que te rompan el corazón es un puto asco.

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