Pirotecnia amorosa


Estoy muy contenta con mi blog. Dice la estadística que en este tiempo que llevo por las redes ha habido 5.200 personas que han gastado unos minutos en mi bitácora para reírse, llorar, cabrearse o simplemente entraron buscando algo que no encontraron. A todos los que me leéis, gracias.

Cuando llega el otoño y el cambio de hora, parece que hay una hecatombe emocional, la bioquímica del cerebro se nos altera, pasamos más tiempo en casa, el frío nos pone ñoños y el binomio manta/peli cobra un cariz apetecible a la luz eléctrica de la lámpara, porque la natural a la seis ya se ha esfumado.

El otoño afecta hasta a la patata. Donde en verano eres un ave que vuela libre, en otoño estás valorando con más ahínco si cabe que venga un maromo a calentarte la cama. Si puede ser el mismo, mejor que mejor.

Y me atrevo a decir, que al género masculino le pasa un poco parecido, incluso más. Eso del frío nos pone muy cariñosos.

Yo que soy muy sesuda y ando todo el tiempo con mis discursos interiores, mis reflexiones vitales, mis conclusiones peregrinas que al mes ya he desechado, pues me ha dado por preguntarme si eso del amor no será un poco una falacia. Si, quizás está muy manido y me repito más que el ajo, pero es lo que tiene hablar de una misma, sin tapujos, en un espacio público, que al final eres muy tú y la gente se empieza a preguntar cosas y a crearse una imagen de ti.

Hoy veía un vídeo de estos creados con ánimo viral, como el famoso de las "30 preguntas para enamorarse" y el de Cristiano Ronaldo como "el Vagabundo"; el vídeo me ha hecho saltar las lagrimillas y me ha removido cosas en la tripa. Y no, no era un retortijón escatológico.



¿Que pasaría si volvieras a encontrarte al "Amor de tu vida"?
Posted by Libelula Producciones on martes, 2 de junio de 2015


El vídeo presenta a unas mujeres hablando del gran amor de su vida, de las vueltas del destino y de lo mucho que les siguen amando. La empatía nos hace ponernos en su lugar, pensamos en quién es el amor de nuestra vida, lo que sentimos, lo que añoramos...y de repente se reencuentran con el hombre que les robó el corazón y la vida ha pasado, y dentro de ti esperas que todos los participantes sientan lo mismo y se amen a pesar de sus actuales vidas, sus parejas que ignoran todo, sus hijos que piensan que sus papás y sus mamás se quieren mucho y todo lo demás. Pero la realidad es otra, es muy distinta.
La carga emocional, el presente, los dramas pasados, el amor transformado en cariño, la falta de reciprocidad en ese sentimiento,...es lo que te encuentras.

Yo he amado y me he sentido amada, pero creo que la buena, buena, me pasó una vez en mi vida. El resto es amor, pero ni la sombra del primero.

Los fuegos artificiales que suceden cuando por primera vez en tu vida sientes esas mariposas en el estómago, las ganas de verle, la banda sonora, la felicidad redonda y completa, la ansiedad por separación (como los perretes vaya) y esas horas mirándose a los ojos como si no hubiera nada más en la tierra,...eso creo que sucede una vez. Y está estrechamente relacionado con la inocencia.
Creo que ese amor puro es fruto de la inexistencia de mochila emocional, de la carencia de prejuicios y miedos, de esa continua primera vez con todo,...la inocencia es la clave para los fuegos artificiales.

Luego de ese gran amor, todo se convierte en una comparación reiterada, inconsciente, de lo presente con lo pasado. Nadie lo hace aposta la mayoría de las veces, pero en nuestro interior albergamos la esperanza de que vuelva a suceder ese espectáculo pirotécnico grandioso...pero lo cierto es que no, no vuelve a suceder en la mayoría de los casos.

Cada amor es diferente porque nosotros somos diferentes. Yo entiendo que no volveré a ser la adolescente de diecisiete años, ni la recién separada de veintiocho, ni la mujer fuerte y curtida por la experiencia de treinta y uno...hoy soy la mujer sensible, con miedos, con desconfianza pero llena de esperanza. Nadie puede amar de la misma manera, ni esperar que la chispa surja como cuando todo era más fácil.

Ya nada es fácil. Ni lo será.

De ahí que me pregunte,... ¿qué busca la gente? ¿Qué esperan del amor? ¿Siguen a la caza y captura del espectáculo de fuegos artificiales? ¿Siguen esperando a la persona que les eleve como lo hizo su primer amor??

Y si...es lo que buscan y lo que esperan. Al menos es lo que he podido observar en esta carrera de soltera empedernida que vivo intensamente.
Por aspirar, yo aspiro a alguien que se pare y se decida a dar tiempo a que el cerebro, la tripa y el corazón se alineen si surge, como dice Pablo Arribas en su artículo. Grande por cierto, como siempre.

Mientras eso sucede, voy pensando en mi próximo artículo.


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