La lista de pendientes




Qué bonita es la primavera con sus flores, sus lluvias a traición, el frío vespertino y el bochorno del mediodía, las alergias, la incapacidad para acertar al vestirte por las mañanas y las hormonas desperezándose.

Qué bonito cuando salimos de las mantas y de los abrigos acolchados y vamos pensando en el calor, el bikini, las vacaciones y toda la ropa que dejaremos de llevar "por si refresca".

Y como viene el calorcito, se te calientan los recuerdos y a veces se tira de la lista de pendientes.
Si, esa lista de pendientes que toooooodos tenemos. Y no hablo de hacer la compra o de pasar la ITV del coche, hablo de restregones pendientes. Aunque soy consciente de que esa lista es recurrente para ciertos momentos de intimidad entre tú y tú misma, hoy me refiero al más social de los usos.



Todos manejamos una lista mental en la que anotamos de por vida todos aquellos posibles encuentros amorosos que se nos quedaron pendientes. Y el que diga que no es un sieso o un mentirosillo vaciloncete. Entre los tíos he conocido gente que las tenían por profesiones, por colores de pelo, por razas, por nacionalidades...todos tenemos una lista. Y la más recurrente entre ambos sexos es la de nacionalidades y profesiones. Quién entre nosotras no ha vacilado de tener la colección de fuerzas y cuerpos de seguridad del estado?? Quién no recuerda aquel chaval de cuándo el Erasmus? que aquello era como Sodoma y Gomorra y Babel, pero todo junto, mezcladito,...divino.
A quién no se le ha puesto alguna vez esa mirada nostálgica al acordarse de aquel muchachito que trabajaba contigo, o del camarero de aquel bar que te ponía ojitos, el amigo de tu amiga en aquella fiesta o de aquel jefe macizorro con el que te morías por reunirte,...Es como la lista de Arya en Juego de tronos, pero de frotarse la pepitilla. Qué gusto!!


Como soltera de bien yo tengo la mía, por supuesto. Y la verdad es que no es muy larga pero está cargada de imposibles imposibilísimos. Porque seré una mujer activa y feliz pero yo el karma no me lo fastidio por un polvete caprichoso. Pero que no juzgo, que quede claro.

En mi lista, por más ganas que les tenga, están muy pero que muy prohibidos:

a. Todos los que tienen pareja.

b. Los jefes presentes o futuros.

c. Los follamigos permanentes o intermitentes de mis amigas.


Porque una está soltera, oiga, pero con ética. Que ya se que las hay que no, pero a mi el tiempo y la experiencia me han obligado a coger la senda del bien, porque conozco de buena mano las consecuencias de liarla parda en estos asuntos y acabar en el lado oscuro de la fuerza.



Y volviendo a la parte divertida de la lista: Qué bien cuando un día la vida, por sorpresa, o tu misma a base de pico y pala consigues borrar un nombre de la lista, ehh? Cómo mola...es como una liberación y a veces, aunque te liberes, te encuentras con el combate expectativa vs. realidad.

Porque si, somos presa de las expectativas. En un caso así, tú ante el ser deseado, pues idealizas, planificas, fantaseas y te imaginas cada detallito nimio del encuentro. Y no, amiga, no...eso es un error.
Luego llegas al momento en cuestión y te quedas con esa mezcla desconcertante de triunfo y decepción si la experiencia no ha estado a la altura de las expectativas. Pobrecitos míos, si es que nadie tiene culpa de que les idealicen.

Y es bonito tener pendientes, mantiene la ilusión y el instinto primaveral a flor de piel. A veces te da un ataque de valentía y te lanzas a por un nombre de la lista. A averiguar qué será de él, sondeas si ha cambiado de estado de prohibido a accesible, y si suena la flauta....zasca!!

Otro ejercicio magnífico para el ego es averiguar de refilón si eres parte de listas ajenas. Aunque no te guste el chaval, pues eso te alimenta el ego, para qué vamos a engañarnos. Que yaaaa lo sé. Decir esto en público no es políticamente correcto, pero es la puritita verdad.

Así que dejemos que nos invada la primavera, con listas o sin ellas.

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