Orgullo



Le vi apoyado por fuera de un local que frecuento mucho. Yo había quedado con unos amigos allí y le vi esperando. Dije..mmm...qué guapo, qué alto, qué sexy.
A diario, por la calle, veo chicos así, que se pasean de puntillas con su guapura por el borde de mis ojos y desaparecen como desconocidos que son.
Entré y me despedí simbólicamente con un suspiro. Con esa pataleta interior del que sabe que no tiene opción a salirse con la suya.
En unos minutos llegaron mis amigos y el chico entró detrás. Con ellos. Era amigo de mis amigos y yo, pues...no me creía mi suerte.
La casualidad hizo que nos sentáramos el uno al lado del otro, apenas hablamos pero era evidente que nos gustábamos. Ninguno se apartaba al contacto del otro y sentíamos el calor mutuo con una naturalidad palpable.
Luego cada cual a su casa y yo pues me quedé con ganas de él. Así que por esta vez y como novedad me propuse tomar la iniciativa.
Averigüé su teléfono a través de mi amigo, le propuse una cita....y aceptó. Me pasé la semana con una ilusión desmedida para alguien al que conocía de tan poco. Pero es que hay veces que tu inconsciente escoge sin que la razón tome parte. Y con él fue así.
A pesar de todas las citas que he tenido (muchas, muchísimas) con él iba en cierta manera sobre seguro, porque sabía que de entrada ya me gustaba. Por internet, es la lotería, pero cuando ya le has visto, pues las expectativas se disparan.
Me puse muy guapa. Hasta me subí a unos tacones; que fíjate tu que el que me conoce sabe que nunca me los pongo salvo que el esfuerzo me vaya a reportar ciertos beneficios. Y en este caso me apetecía y encima pensé que le podía deslumbrar mi look sofisticado.
Fuimos a cenar y nos lo pasamos genial hasta que la cosa se torció como no podía ser de otra manera. En mi vida, es raro que las cosas vayan a pedir de boca, así que no entiendo cómo no lo vi venir.
Menos mal que la experiencia es un grado y con las cosas que me he tropezado ya, la cara, al menos, la disimulé.
Me nombró a alguien, que estaba en su vida, pero no estaba, pero date cuenta que es un sí pero es un no.
En resumen: Lleva mucho tiempo siendo el amante de una chica con pareja. 
Más tarde pude traducir sus palabras gracias a la ayuda inestimable de un gran amigo mío. Así que lo que venía a decirme es: Maja, me encantas pero estoy enamorado de otra.
Cuando me lo contó, sonaba a algo incierto y de no excesiva implicación. Pero es verdad que si no te preocupa esa persona no se la nombras a otra chica que estás conociendo. Algo en mi se rompió y creo que básicamente fue la ilusión, la expectativa, la tontería,...esas cosas tan bonitas que nos pasan cuando nos gusta alguien. Si, mató un gatito con su honestidad (loable, por otro lado, en estos tiempos que corren).
Lo peor es que nos entendíamos en todo. Todo, todo, todo. Lo que no hizo sino que la tragedia se mascase en el ambiente.
Y tras una noche maravillosa, un amanecer espectacular y un día aún más agradable, con las ilusiones a flor de piel pero con el regusto amargo de que había cosas que no encajaban, me enfrento a mi misma y a las ganas de llorar que me comprimían el pecho cuando finalmente se marchó.

"El tiempo es un círculo plano" dice Rust Cohle en la serie True Detective y en su teoría dice que todo vuelve a repetirse en un ciclo infinito y en este caso a mi me ha pasado. Tal cual.
Ya viví lo mismo hace tres años. El mismo tipo de hombre, la misma relación adictiva y estéril de él, el absurdo enganche mío, la fe de mi inexperto corazón que me impulsaba a enamorarle como si eso dependiera de lo mucho que yo me esforzara. Nada funcionó, porque él no me quería. QUERÍA A OTRA. Estaba emocionalmente no disponible.

Pues se repitió la escena punto por punto y en este caso la vida me estaba dando una segunda oportunidad para aprender, para tomar la decisión correcta, para cambiar el rumbo de los acontecimientos. Se me estaba ofreciendo claramente la posibilidad de decidir, de ser fuerte, de pelear por lo que me merezco.
Con mucho dolor de mi alma, pero con la autoestima intacta y engrandecida levanté el teléfono y le llamé.
Le dije la verdad. Me merecía a alguien que apostara por mi, un valiente, un hombre que viera en mi la oportunidad de amar y ser amado. No quería las migajas de su tiempo, de su amor, de su cuerpo o de su corazón. Depender de que ella decida aparecer en su vida, que quiera disponer de él y yo quedar relegada como un juguete roto. No quiero que seamos tres en mi cama, no quiero su sombra entre los dos. Quiero ser libre y que nadie le corte las alas a un pájaro que ni siquiera ha salido del cascarón.
Fui clara, fui transparente. Fui yo.
Lloré mucho de pura frustración, por perder algo hermoso que podía haber sido, por fijarme otra vez en la persona equivocada, por exponerme, por intentarlo, por fracasar,...lloré porque soy humana y porque me había ilusionado.
Pero a la vez me sentí tan orgullosa de mi misma, tan llena de paz por haber tomado la decisión apropiada, que el dolor se apagó al par de días,...todo se ordenó sin demasiado drama.
La ilusión desapareció, le recoloqué en mi existencia sin odios, sin rencores,...había matado la ilusión y aunque volviera, la decepción me impediría seguir adelante porque me mostró cosas que no quiero ya para mi. He aprendido que no quiero cobardes, indecisos, confundidos,ocupados, con las prioridades cambiadas,...
Estoy tan orgullosa de mi misma que me dan ganas de salir a la calle y gritarlo a los cuatro vientos como si me hubiese ganado un viaje al Caribe o un ascenso en el trabajo. Se que para muchas personas será increíble que lo sienta así, pero es que cada cual va subiendo escalones vitales a su ritmo. Aprendiendo y asimilando, decides cuales son asequibles y cuales son enormes, y para mi, este, era uno de esos JEFES del final de la fase que siempre me impedía seguir con el juego. Me escogí a mi y ha sido uno de los regalos más grandes que me he hecho nunca.

Así que...recolocado ha quedado.

Él cree que puedo seguir enamorándome de él, va asustado por mi nuevo orden de prioridades (muy vanidoso por su parte, todo sea dicho). Yo sé que eso NO va a suceder con una certeza muy profunda y desde que leí este texto sublime, no queda resquicio para el amor entre él y yo. Que una cosa es estar bien follada y otra muy distinta, estar enamorada. 



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