La curva estadística de la hembra que impone

Me empiezo a acostumbrar a que me digan que impongo. No sé si es bueno o malo que me lo digan, pero ahí está.
La cuestión es básica, me andan vendiendo la moto de que ser una mujer que impone es súper guay pero a la primera de cambio soy "too much". Es como cuando te felicitan porque te has comprado ese chalé, ese que es el sueño de todo mortal, pero que se lo quede otro porque es demasiado grande para limpiarlo y tal. 
Si le preguntas a cualquier hombre de hoy en día te dirá que le encantan las mujeres seguras de sí mismas y con personalidad. 
Mentira cochina!! Tal y como demuestra mi "curva estadística de la hembra que impone". (Gracias Dita por ceder tu cuerpo a la ciencia y valerme de ejemplo como mujer IMPONENTE).

Vivo con la sensación de no encajar desde que tengo uso de razón y ahora ese rechazo en la edad adulta viene maquillado con precisión por palabras como IMPONENTE, SEGURA, FUERTE,...Se ve que el paso del tiempo nos regala el don de los eufemismos.


Desde donde me alcanza la memoria, el adjetivo imponente lo asocié siempre a las mujeres que eran poderosas, bellas, seguras,...cuya energía perfumaba el ambiente de los lugares en los que se adentraban sin dejar a nadie indiferente. No era una cuestión de físico, era la descripción de una mujer completa, por dentro y por fuera.

Recuerdo oírselo a mi padre cuando hablaba de grandes actrices o cantantes a las cuales admiraba y respetaba. Casi oigo su voz y su tono, deleitándose en las connotaciones de tremendo concepto, sintiéndose un ser afortunado por percibir esa grandeza.

Quién le iba a decir que concebiría a una "hembra olímpica" como diría Isabel Allende, aunque ese concepto esté muy lejos de ser lo que yo siento que soy, pero a golpe de repetición se me ha metido bajo la piel sin la seguridad de que sea un halago.


Me acostumbro cada vez más a oír ese discurso, (del que al menos lo pronuncia con valentía, claro), en el cual soy una mujer muy segura, con las cosas muy claras, con el karma limpio, con la casa ordenada y ventilada, con el alma en paz y las noches cargadas de sueños profundos y tranquilos.

Cuando me conocen, dicen, se miran en el espejo de mi universo y les devuelve el reflejo de un hombre sin acabar, casi crudo como un filete hecho a cerilla, indigno, sucio y cargado del peso del pasado.
Me dicen que no están listos para alguien como yo, que soy demasiado para su momento, que les encanto pero fíjate tu qué pena,...

Comienzo a acostumbrarme a ese regusto amargo que deja la ilusión cuando se vaporiza, porque ese chico me gustó y sentí ese feeling, y había mensajes de buenos días, y planes para una segunda cita, y llamadas y atenciones...y de repente ese intercambio se interrumpe, sin saber muy bien por qué y llega ese instante; ese veredicto bíblico de sesenta líneas de whatsapp o la huída en desbandada con mutismo y bloqueo, todo por el mismo precio. O ese 2x1 que a veces surge en la parrafada de turno, donde te dice que le has abierto los ojos y se ha dado cuenta de que sigue sintiendo cosas por gente de su pasado. Abrir lo ojos no sé, pero ganas de abrirle la cabeza si que tienes.


Me he construido con dolor, amigos. Me he moldeado una y otra vez con esa manía tan propia del artista al que no le satisface su obra. La vida me ha enviado a infiernos de "todo incluido", sin billete de vuelta, de los que he salido triunfante gracias al coraje de las revelaciones, de la extenuación del alma, de darme la vuelta como un calcetín mientras vomitaba el miedo y las vergüenzas. Cuando la vida te da la oportunidad de reconstruirte, lo haces porque no queda otra y cada versión de ti debe ser la mejor que sepas crear con la información que dispones en ese momento. A base de ensayo/error, estoy a un nivel cuasi profesional.


Ohh género masculino, siento haberme dedicado todo este tiempo a cuidar mi pequeño universo para ser mejor persona, para dirigir mi vida con paso firme hacia lo que de verdad importa y me hace feliz. Siento si vuestro ego se encoge en mi presencia, si no os sentís que habláis de igual a igual, si véis que mi camino elástico pero visible os parece demasiado..uhhhmm ¿camino?,...lo siento, pero por todos vosotros, por ti que nunca sabrás lo que pude ofrecerte, porque no podrás aprender nada de mi ni yo de ti, porque la aventura de escoger algo nuevo y diferente seguirá siendo una idea remota porque el miedo te venció.

Ofrecí mi mano a varios hombres en los últimos tiempos, para juntos recorrer un camino más corto o más largo por esta hermosa vida, quién sabe cuánto duraría el paseo. Pero simplemente, la rechazaron.

Empiezo a acostumbrarme a dejar las manos dentro de los bolsillos y a no mirar a la orilla del camino, mientras me concentro en el horizonte y aprieto el paso.


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