De mis teorías personales sobre sexo



El concepto fucker es algo que se atribuye a los hombres y puta o muy puta a las mujeres que follamos copiosamente. Maaaaal....todos los que follan mucho son fuckers, indistintamente de su sexo.
Pues tuve yo una época muy fucker que me permitió adquirir el conocimiento necesario para desarrollar ciertas teorías muy personales acerca de esto que tanto nos gusta a todos.

1. Los hombres se dividen entre los que les gustan los culos o las tetas. 
Obviamente esta no es una teoría de mi cosecha, pero tuve la capacidad de demostrar su veracidad a lo largo de mis experiencias. Siempre tuve relaciones largas con aficionados a las posaderas y no a los "pechotes". Los de los "pechotes" siempre partían en busca de pastos más verdes. El que diga que le gustan los dos por igual, miente...siempre se decantan por algo cuando observas sus miradas furtivas (y lascivas) a los escotes o retaguardias ajenas.

2. Detección del fucker nivel experto: Velocidad para quitar un sujetador. 
Hay caballeros privilegiados por este mundo que han follado más que Julio Iglesias y han quitado cientos de sujetadores consiguiendo ese juego de pellizcar el cierre y deslizar los enganches que ni nosotras desde que llevamos sujetador. He conocido virtuosos de ese arte que me dejaron en cueros con una sutileza de carterista. Cuando encuentro uno de esos, me da la risa tonta. Suele ser el preludio de un buen polvo (aunque doy fe que alguno nervioso le costó más de lo habitual y me dejó con los ojos en blanco -modo tiburón- del gustito).

3. La elección de la ropa interior según la cita
Todas nos enfrentamos al cajón de la ropa interior el día de la cita y nos vestimos por dentro con una psicología que raya lo patológico: Si es muy transparente parecerá que tenía previsto que nos acostáramos, si es demasiado sport pensará que no me he depilado y que me está cogiendo por sorpresa, las braguitas de piolín son cuquis pero pueden asustarle o ponerle burro y no sé si quiero que algo demasiado infantil le ponga burro,...al final escoges algo que conjunte y que lleve algún detalle mono y ya dejas la artillería pesada para siguientes ocasiones. Si las hay, claro.

4. La regla. 
Tema escabroso cuando lo relacionas con el sexo. Da la casualidad de que estamos más calientes que el palo de un churrero en esos días del mes, así que cuando surge tener sexo con alguien desconocido y te coincide con el período, intentas abordar el tema con delicadeza calibrando su respuesta. Hay quienes tienen muchos escrúpulos y otros que no. Debo confesar que prefiero los que no los tienen, ya que en ciertas circunstancias, dan más juego. Aunque ya sabéis que cada cuerpo es un mundo y hay mujeres también que prefieren esperar por muchos motivos. Cada uno se conoce mejor que nadie y sabe hasta dónde puede llegar y hasta donde no.

5. Otro concurso: "Velocidad en colocación de condón" 
Esta categoría debe ser la próxima disciplina olímpica. ¡¡Qué habilidad!! ¡¡Qué manitas!!...no has terminado de decir: Ponte condó......y ya te embiste con uno perfectamente puesto. Otra señal indiscutible del fucker. Aunque luego están los que no van a la caza y captura de medalla olímpica alguna, pero que con saber ponérselo y no perder fuelle ya están más que aprobados. Los que dicen no llevo ninguno, pónmelo tú o los que utilizan la manida frase de: anda, solo la puntita, mejor se van al campeonato de "Onanistas de primera división".

6. Uno es de cobardes.
Yo he conocido portentos masculinos con un período refractario (el tiempo entre pinchito y pinchito) que dejaría loco a Nacho Vidal. Yo no concibo una noche entera con su amanecer (desayuno y todo) solo con un polvo, a no ser que no me haya gustado y prefiera dormirme o llorar, que también me ha pasado. Que me busquen las cosquillas y buscarlas es parte del juego y dejarlo en uno solo es...aburrido. A mi con que la caja de condones se quede temblando y bajo mínimos, me vale. Aparte, donde estén esos apasionados polvos sonámbulos, medio dormida, medio despierta,...que se quite el salto del tigre.

7. La química maldita. 
A veces sientes una atracción irremediable por personas que no entraban en tu radar ni llevando un submarino atado a la cabeza ooooooo... te enloquece tu mejor amigo, tu jefe o cualquier persona "no apropiada" con la que tener un revolcón básicamente  porque la vida se te complicaría demasiado, peeeeero...la teoría de que lo prohibido/complicado/imposible despierta el interés es real como la vida misma, luego ya tú si eso ignoras el deseo acumulado y como una campeona con la ética de acero evitas la embolia.

8. La sombra del vibrador.
Si no me dejan lo suficientemente satisfecha y sintiendo herir los egos de mis parteners, yo me acabo caiga quien caiga. Cuando la sombra de un vibrador se cierne sobre la cama se les cambia la cara somnolienta del después por una sucesión de gestos que pasan del asombro, a la frustración, al terror, al tirón en el ego y luego ya llega la pregunta pertinente del: ¿te ayudo?. Alguno se queda dormido y ni se entera y se auto descarta para repetir.

9. El agua para los peces.
No me gusta el sexo en el agua. Vale, ya lo he dicho. Ufff qué alivio poder confesarlo!! Agua = enemigo del lubricante natural. Así que cuando se plantea la posibilidad, la idea de una cama o una silla bien firme me quitan las ganas de morir ahogada en un jacuzzi de medio metro de profundidad. Ahora, eso sí, la fase de calentarse mutuamente en el líquido elemento tiene mucha gracia.

10. Sexo oral.
Si no hay cunnilingus ni intento de ello que se piren. Punto. 

11. Ensayo-error.
Si tienen tabúes en la cama los tendrán en muchas áreas de su vida. Todos los traumas y preferencias son respetables, pero es cierto que si me toca una pareja curiosa, que le gusta experimentar, con el que se puede hablar de todo y fantasear...con esos no hay barreras y puedes aprender mucho acerca de los límites del placer.

12. Mapas.
Si necesita un mapa para estimular mi anatomía, le hago un mapa para salir de mi casa. Hay que venir con los deberes hechos, que hay edades ya que el graduado escolar debería tenerse como requisito mínimo.


Como bien digo en el título, son mis teorías personales, cargadas de humor pero reales como la vida misma.

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